EN QUE NOSOTROS CREEMOS
CONOZCA NUESTRAS RAICES
SANA DOCTRINA
Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos. 2 Timoteo 4:3
BAUTISMO EN AGUA
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. Mateo 28:19-20
DISCIPULARNOS
Una de las labores esenciales de la Gran Comisión dada por Cristo es su mandamiento de discipular a los creyentes de todas las naciones (Mt 28:19-20).
NUESTRA DECLARACION DE FE
IGLESIA DE DIOS MONTE HOREB
Creemos:
En la inspiración verbal de la Biblia.
En un Dios que existe eternamente en tres personas, a saber: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Que Jesucristo es el unigénito del Padre, concebido del Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Que fue crucificado, sepultado y resucitó de entre los muertos. Que ascendió al cielo y está hoy a la diestra del Padre como nuestro Intercesor.
Que todos han pecado y han sido destituidos de la gloria de Dios, y que el arrepentimiento es ordenado por Dios para todos y necesario para el perdón de los pecados.
Que la justificación, la regeneración y el nuevo nacimiento se efectúan por fe en la sangre de Jesucristo.
En la santificación, siguiente al nuevo nacimiento, por fe en la sangre de Jesucristo, por medio de la Palabra y por el Espíritu Santo.
Que la santidad es la norma de vida, de Dios, para su pueblo.
En el bautismo con el Espíritu Santo, subsecuente a la limpieza del corazón.
En hablar en otras lenguas, como el Espíritu dirija a la persona, lo cual es la evidencia inicial del bautismo en el Espíritu Santo.
En el bautismo en agua por inmersión, y que todos los que se arrepienten deben ser bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Que la sanidad divina es provista para todos en la expiación.
En la cena del Señor y el lavatorio de los pies de los santos.
En la segunda venida de Jesús antes del milenio. Primero, a resucitar a los justos muertos y arrebatar a los santos vivos hacia Él en el aire. Segundo, a reinar en la tierra por mil años.
En la resurrección corporal; vida eterna para los justos y castigo eterno para los inicuos.